- 10 septiembre, 2021
- By: Gruas Bretones
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Con la llegada del invierno, el cuidado del coche se vuelve aún más importante. No solo por el peligro de congelación de algunas de sus piezas, sino por el hecho del transporte en sí. Utilizar las cadenas es la medida de seguridad fundamental a la hora de conducir por un terreno nevado o granizado. Si aún no ha nevado, pero todo apunta a que lo hará, lo mejor es que las lleve en el maletero para colocarlas en cualquier momento.
En España no son muy comunes los neumáticos de invierno, por eso la solución ideal son las cadenas. Conocer los tipos nos ayuda a saber cuáles son las que más les conviene a cada vehículo.
Tipos de cadenas
Las cadenas clásicas son las más baratas, pero también más complicadas de colocar. Tienen unos eslabones de acero entrelazados, con rombos o de manera transversal. Lo primero es tener en cuenta que no se deben colocar si el terreno no está nevado. Cuando ya se haga necesario ponerlas, hay que detener el coche y llevarlo a un lugar seguro para no molestar e instalarlas en las ruedas motrices del vehículo.
Se coloca con todos los eslabones abiertos, asegurándonos de que no se han liado entre sí, para pasarlos por detrás del neumático. Una vez desplegada, los extremos del anillo interior se levantan y se atan por la parte superior del neumático. Después, se centran por delante, se tensan y se cierran, para atar el cabo que sobra.
Para conducir con las cadenas hay que llevar a cabo movimientos mucho más suaves y que la marcha sea lo más larga posible.
Existen otros tipos de cadenas, como las de tela, que se recomiendan para recorridos cortos. Son más caras que las de acero, pero funcionan mejor en las situaciones de frenada. Eso sí, se desgastan muy rápido y hay que ir reponiéndolas a menudo.